Niña de mis ojos
Decidió caminar durante un
momento, observando a su alrededor, hacía muchos años que no lo intentaba de
esa forma, normalmente su caminar era presuroso y sin tomar en cuenta todo el
movimiento que se encontraba cerca de él, pero ese día la nostalgia que le
invadía parecía haber agudizado sus sentidos.
Curiosamente en ese momento de su
celular salía una de sus canciones favoritas, Niña de mis ojos de Botellita de
Jerez, de sus ojos estuvieron a punto de
resbalar un par de lágrimas, pero como pudo las contuvo, no era bueno para
contener los sentimientos pero en esta ocasión debió hacerlo, ya que sentía el peso de un sinfín de miradas desconocidas caer sobre su cabeza. De verdad parecía que todo
aquel ser humano que pisaba en ese momento la zona centro estaba al pendiente de lo
que hacía, o al menos así lo percibió.
Este día sus sentimientos habían
explotado, estuvo a punto de arrancarse el corazón pero algo en su cabeza lo
detuvo “en el corazón hay sangre… sólo sangre” y fue entonces que comenzó su
larga caminata que le llevó a la zona peatonal.
“Todos me ven como un rebelde de
lo peor, mas soy igual a los demás sin un disfraz, también me dicen que mi vida
esta al revés y si es verdad que voy a hacer para curar mi enfermedad…”
En su cabeza continuaba cantando
y de vez en vez salía por su boca el sonido, nada melodioso cabe mencionar, de
la canción. Mientras frente a la fuente
de los leones se le vidriaron los ojos nuevamente. Detuvo su andar durante unos
minutos y cayó pesadamente junto a una de las ventanas nunca abiertas de la Casa
de la Cultura, ese día había cineclub “La Sociedad de los Poetas Muertos”, un
buen pretexto para dejar salir los tiernos fluidos de sus ojos.
Puso en pausa el celular con su
canción y entró a ver la película, a pesar de las 5 veces en que ya anteriormente
la había visto, todo en ella provocó a los sentimientos que habitaban dentro de su cuerpo y explotaron fuera de él.
La oscuridad comenzaba a caer
fuera del cineclub, al finalizar la película no pudo más que recordar y
continuar recorriendo las calles del centro. Los rizos volvieron a posarse
sobre sus ojos, dio vuelta y llegó a una calle que mil veces había recorrido en
busca de una cerveza y una canción que le reconfortara, caminó hacia donde la
puerta le había esperado abierta tantas veces, hoy como desde hace algunos
meses la puerta cerrada y la construcción abandonada le recordaban que la Buhardilla no existía más en ese lugar.
Dio la media vuelta y volviendo a
sus sentimientos quitó la pausa a su celular y comenzó a cantar junto con él al
momento en que se alejaba definitivamente tratando de curar ese corazón que no
se encontraba en el pecho, “Niña, niña de mis ojos que voy a hacer si nada
encuentro a mi favor, si nada encuentro a mi favooor niña, niña de mis ojos que
voy a hacer para cambiar todo a mi
alrededor todo a mi alrededor…”
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