SNAKES 4 EVER
Este
es un pequeño homenaje a Eliza, una mezcla de ficción y realidad que por
momentos se nubla por las lágrimas del recuerdo.
El
reloj se detuvo mientras las personas entraban y salían, los gritos, el llanto
y algunos cohetes sorprendidos se metieron entre los rincones, acurrucándose junto a la oscuridad. Hacia el fondo una pequeña habitación apenas iluminada
por un foco de 60 watts. Una caja blanca recibía flores, lágrimas y oraciones,
sobre ella un arreglo con flores rojas y una cinta Snakes 4 Ever.
Se
tomaron unos segundos de las manos, segundos que pareció una eternidad, justo
era el momento en que pensando en la enfermedad se habían enterado que era más
grave de lo que su amiga representaba. A
pesar de esto debieron ser fuertes pues la sonrisa de ella continuaba
iluminando su rostro como si nada estuviese pasando.
Corrieron
juntas por toda la escuela, escapándose del maestro en turno, simplemente porque decidieron que no tenían ganas de
entrar a lo que consideraban una aburridísima clase, mientras las risas de las
chicas, que sabían estaban haciendo mal, salían juguetonas de sus bocas.
Poco
a poco en la oscuridad los cohetes se convirtieron en mensajeros fúnebres,
estrangulando por momentos los recuerdos. Los pasos silenciosos recorrían
arrastrándose pesados por la tierra, ese largo camino hacia la eternidad. Lagrimas de amor surcaban el ambiente y se elevaban al cielo siguiendo a los
cohetes, siendo impulsadas por el estallido hacia el más allá.
Era
el primer día de clases, los salones aún vacios de vida esperaban inmóviles el
bullicio. Los nuevos alumnos, un tanto ansiosos, buscaban las listas que les
indicaran dónde entrar. Luego de un rato
de infructuosa investigación optaron por lo más sencillo, entrar donde sus
amigos y amigas habían entrado, y así un tanto desordenados se conformaron los
grupos, ella siguió a sus amigas y nuevamente aseguraron continuar juntas como
en los últimos años.
Hacía
muchos años que las sonrisas no se borraban de sus rostros por tanto tiempo, en
una cadena blanca le seguían de cerca por última vez, siempre juntas como hace
algunos años lo habían prometido.
Algunos
compañeros fueron y vinieron, ellas continuaron juntas durante prácticamente
toda su vida escolar, aún luego de haber concluido sus estudios el camino que
les llevaba a su casa nunca se quedó
vacío, la enfermedad le impedía seguir corriendo a esconderse como la hacían en
la escuela, pero no evitaba que su sonrisa continuara recibiendo a sus
“hermanas” para revivir aventuras y revitalizarse con sus nuevas andanzas.
El
camino de subida nunca fue tan pesado, el sol calaba sobre la piel, pero los
pies se negaban a permanecer inmóviles, con paso pausado continuaban adelante
teniendo detrás los recuerdos y sosteniendo corazones en un puñado de globos
blancos.
Este
día se tomarían la foto de generación, por primera vez en mucho tiempo todos
los alumnos portaban el uniforme forme completo, mientras los hombres ansiosos
se paseaban por toda la escuela ya listos, las muchachas continuaban encerradas
en un salón tomándose fotos y dejando para los recuerdos estos momentos. -
Quien trae la plancha para el cabello, préstame el cepillo, quien agarró el
fijador, alguna trae un lápiz labial claro…- eran algunas de las frases que se escuchaban
salir del salón seguidas de algunas risas. Tumbados en los pasillos algunos
muchachos esperaban escuchando música o jugando a las vencidas. La espera valió la pena, las chicas se veían
espectaculares, incluso ella que en esos momentos hacía olvidar que era
portadora de aquel mal.
Las
canciones se escuchaban al entrar a ese su último escondite, ahí donde acabaría
escondiéndose con sus últimas travesuras de aquel maestro del cual se escapo de
clase, “amor eterno…” y se volvió eternidad.
Se
acabó la escuela, enfundada en un vestido nuevo, acompañó a sus compañeros en
este último baile escolar, una noche que se volvió magia al estar prácticamente
por última ocasión reunidos todos los integrantes de esa generación.
Esta
vez volvieron a reunirse para, entre lágrimas, darle un último abrazo, y los
globos bancos flotaron hacia el cielo y Eliza voló tras ellos, y así partió a
columpiarse eternamente de las estrellas.
Snakes
4 Ever
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